Enfermedades de la piel: el eczema
El eczema es un término para denominar a un grupo de afecciones que causan inflamación e irritación en la piel. El tipo más común de eczema se conoce como dermatitis atópica. Esta condición es frecuente en los niños, en algunos casos desaparece a medida que el niño va creciendo, pero otras personas continúan teniendo síntomas toda la vida. Con el tratamiento adecuado, la enfermedad se puede controlar.
¿Cuáles son los síntomas del eczema?
No importa en qué parte de la piel esté, el eczema casi siempre causa picazón. A veces, la picazón comienza antes que la erupción, la cual aparece comúnmente en la cara, parte posterior de las rodillas, las muñecas, las manos o los pies.
Las áreas afectadas suelen estar muy secas, engrosada o escamosas. En las personas de piel clara, inicialmente estas áreas pueden ser rojizas y luego tomar otro color. En las personas de piel más oscura, el eczema puede afectar la pigmentación, por lo que la zona afectada se torna más clara o más oscura.
En los bebés, la erupción cutánea con picor puede producir supuración y costras, principalmente en la cara y el cuero cabelludo, aunque los parches pueden aparecer en cualquier parte.
¿Qué causa el eczema?
La causa exacta del eczema es desconocida, pero se cree que está relacionado con una respuesta hiperactiva del sistema inmunológico ante un irritante.
El eczema se encuentra comúnmente en familias con un historial de alergias o asma. Además, los defectos en la barrera de la piel podrían permitir la entrada de gérmenes, siendo otra posible causa para la condición.
Algunas personas pueden tener “brotes” de la erupción cutánea con picor en respuesta a ciertas sustancias o condiciones. Por ejemplo, entrar en contacto con materiales ásperos o gruesos puede causar irritación y picor en la piel. Lo mismo ocurre con las temperaturas demasiado calientes o demasiado frías, con la exposición a ciertos productos para el hogar como jabón o detergente y el contacto con la caspa de los animales. Las infecciones respiratorias o resfriados también pueden ser desencadenantes, mientras el estrés puede hacer que la condición empeore.
Aunque no existe una cura, la mayoría de los pacientes pueden gestionar bien su enfermedad con el tratamiento médico adecuado y evitando los irritantes. La condición no es contagiosa, por tanto no se puede transmitir de persona a persona.
¿Cómo se diagnostica el eczema?
Si bien no hay pruebas para diagnosticar el eczema, la mayoría de las veces un médico puede decir si se trata de eczema examinando la piel del paciente y haciendo algunas preguntas. Dado que muchas personas con eczema también tienen alergias, se pueden realizar pruebas de alergia para determinar posibles irritantes o desencadenantes.
¿Cómo se trata el eczema?
El objetivo del tratamiento para el eczema es aliviar y prevenir la picazón, que puede conducir a una infección. Dado que la enfermedad hace que la piel se reseque y pique, se recomiendan las lociones y cremas que mantengan la humedad. Estos productos se aplican generalmente cuando la piel está húmeda, por ejemplo después del baño, para ayudar a retener la humedad. Las compresas frías también pueden utilizarse para aliviar el picor.
Ciertos productos de venta libre, como la hidrocortisona 1% en crema u otras cremas y ungüentos que contienen corticosteroides, a menudo se utilizan para reducir la inflamación. Si el área afectada se infecta, el médico puede prescribir antibióticos para eliminar las bacterias.
Otros tratamientos incluyen antihistamínicos para disminuir la picazón severa, tratamientos de alquitrán (productos químicos diseñados para reducir la comezón), la fototerapia (terapia utilizando luz ultravioleta aplicada a la piel) y la ciclosporina para las personas cuya condición no responde a otros tratamientos.
Ver además; Remedios caseros para el eczema.
¿Cómo se pueden prevenir los brotes de eczema?
Los brotes de eczema o su gravedad pueden ser evitados o controlados siguiendo estos sencillos consejos.
- Hidratar la piel con frecuencia.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura o humedad.
- Evitar la sudoración o el sobrecalentamiento.
- Reducir el estrés.
- Evitar los materiales ásperos, como la lana.
- Evitar los jabones fuertes, detergentes y disolventes.
- Evitar los alimentos que parecen desencadenar brotes y alergias.
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Artículo publicado por: Sandra Fernández Alonso. Última revisión: mayo 27, 2019.