¿Cómo puedes fortalecer tu hígado? Primeras señales de daño hepático
Tu hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo, se encuentra en la parte superior derecha de tu vientre, justo debajo de las costillas. El hígado es responsable de muchas funciones esenciales para la vida, por eso es importante conocer cómo puedes fortalecer su funcionamiento y cuáles son las primeras señales del daño hepático. Las principales funciones del hígado son:
- Producir la bilis y otros productos químicos necesarios para la digestión, especialmente la digestión de las grasas.
- Eliminar toxinas del cuerpo (toxinas ambientales, residuos metabólicos).
- Ayudar a regular la actividad hormonal.
- Contribuir a la construcción de proteínas.
Causas del daño hepático
El daño hepático o problemas del hígado suelen ocurrir de forma gradual durante muchos años. La causa más común es el consumo de alcohol a largo plazo, pero existen otras causas:
- Contagio con ciertos virus, por ejemplo algunos tipos de hepatitis
- Desnutrición
- Reacciones a ciertos medicamentos
- Uso excesivo de ciertos medicamentos
- Exposición a productos químicos nocivos
- Trastornos hereditarios del metabolismo del hierro y del cobre
- Enfermedades como el cáncer de hígado y el hígado graso, causado por la obesidad
Nota: Los diabéticos tienen un mayor riesgo de padecer daño hepático.
Incluso el hábito de fumar puede aumentar drásticamente el riesgo de desarrollar problemas hepáticos. Así mismo ciertos fármacos de quimioterapia y el consumo excesivo de vitamina A pueden dañar las células del hígado.
Primeras señales de daño hepático
- Dolor abdominal: especialmente donde se encuentra el hígado, en la parte superior derecha del abdomen, debajo de las costillas. (Te puede interesar: Causas del dolor de estómago superior)
- Fatiga general y confusión: puedes sentirte muy débil y cansado; puedes experimentar desorientación mental o confusión.
- Diarrea, estreñimiento o sangrado intestinal: hay cambios notables en los movimientos intestinales. Puedes tener períodos de estreñimiento o diarrea, así como cambios en el color de las heces y rastros de sangre.
- Picor en la piel: debido a que las sales biliares se depositan en la piel, puede existir picazón persistente y desarrollarse una erupción escamosa.
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos): es una señal de daño hepático que se produce debido a la presencia de pigmento biliar (bilirrubina) en la sangre y los tejidos del cuerpo, que no puede ser eliminado y comienza a acumularse debajo de la piel. En ocasiones las uñas y las puntas de los dedos pueden tornarse de color amarillo. La ictericia se observa comúnmente en enfermedades del hígado como la hepatitis o el cáncer de hígado.
- Orina de color amarillo oscuro: también ocurre debido al aumento de los niveles de bilirrubina en el cuerpo. Las personas afectadas pueden asociarlo con la deshidratación, pero si beben suficientes líquidos, esto no debe pasar.
- Náuseas y vómitos: debido a los problemas del sistema digestivo, se puede sufrir ardor de estómago, náuseas y vómitos.
- Pérdida de peso/pérdida de apetito: en etapas avanzadas del daño hepático puede surgir la pérdida de apetito y conducir a una pérdida grave de peso. (Ver: Remedios caseros para la pérdida del apetito)
- Abdomen o piernas hinchadas: en caso de daño hepático avanzado (cirrosis) la retención de líquidos o edema se convierte en una complicación común. La inflamación aparece típicamente en la cavidad abdominal, en los tobillos y en las piernas. La acumulación de líquido en el abdomen da un aspecto similar al embarazo en la mujer, causando presión sobre los pulmones y dificultando mucho la respiración.
- Sangrado fácil y hematomas: estas señales de daño hepático pueden ocurrir debido a una disminución en la producción de los factores de coagulación.
- Desequilibrio en las hormonas sexuales: esto puede causar agrandamiento de las mamas en los hombres o problemas en la conducta sexual.
- Insuficiencia hepática aguda: se asocia con síntomas de exceso de líquido en el cerebro y fallo renal.
Si te sientes fatigado y débil, has perdido peso sin explicación alguna, tienes ictericia, fiebre persistente o dolor abdominal y vómitos, debes buscar asistencia médica de inmediato.
¿Cómo puedes fortalecer tu hígado?
Para fortalecer tu hígado lo mejor es hacer cambios en tu estilo de vida que vayan enfocados a proteger su funcionamiento.
Si bebes cantidades excesivas de alcohol, es hora de limitar o suspender su consumo. Cuanto más bebes, más probabilidades tienes de experimentar daño hepático.
Limita tu consumo de cafeína, ya que la cafeína se deposita en el hígado y daña su funcionamiento. No necesitas eliminar completamente el consumo de café, se cree que su consumo moderado puede beneficiar al hígado. En lugar de ingerir alcohol y cafeína, bebe mucha agua para ayudar a eliminar todas las toxinas de tu cuerpo. También puedes beber agua de limón, pues el jugo de limón estimula la producción de bilis. (Ver: 8 razones por las que querrás beber agua con limón cada mañana)
Otro mal hábito que debes suspender es fumar; esto crea toxinas que ocasionan efectos desastrosos en el hígado.
Bebe té de hierbas y jugos de frutas naturales. El té verde es especialmente bueno, ya que es rico en antioxidantes que mejoran la función del hígado y reducen el almacenamiento de grasa en el hígado.
El consumo de bayas como las fresas, las moras, los arándanos y las frambuesas mejoran la salud del hígado porque sus ácidos orgánicos reducen los niveles de azúcar en la sangre y ayudan a quemar la grasa, disminuyendo la probabilidad de padecer de hígado graso.
También es importante mantener un peso corporal saludable a través de una nutrición adecuada y la práctica de ejercicio regularmente.
Evita los alimentos grasos, los alimentos chatarra y los alimentos procesados que contienen una gran cantidad de productos químicos y aditivos artificiales; reemplázalos por verduras, especialmente las verduras de hoja verde oscuro, frutas, granos enteros, nueces y semillas. (Ver: 8 verduras de hojas verdes para desintoxicar el cuerpo)
Aumenta tu consumo de ajo para mejorar la función del hígado e incrementar la expulsión de toxinas.
Si eres diabético o sufres de presión arterial alta, acude al médico regularmente para que examine tus niveles de azúcar en sangre, de triglicéridos y colesterol. Cuando estos niveles son altos pueden conducir a la enfermedad de hígado graso.
Mantén buenos hábitos de higiene para evitar las infecciones virales de hepatitis; se pueden adquirir a través del consumo de alimentos contaminados, del agua, la sangre y otros fluidos corporales.
El hígado es esencial para la vida y no hay manera de compensar su mal funcionamiento a largo plazo. Esta es la razón por la que necesitas fortalecer tu hígado y estar muy atento a las primeras señales de un posible daño hepático.
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Artículo publicado por: Sandra Fernández Alonso. Última revisión: mayo 27, 2019.