Todo sobre la fractura de pelvis

La pelvis es una estructura en forma de anillo ubicada en el extremo inferior del tronco. Representa la unión de tres huesos, el ilion, el isquion y el pubis. Los tejidos conectivos (ligamentos) unen a la pelvis con el hueso sacro en la base de la columna vertebral. Esto crea una cavidad debajo de la caja torácica.

Muchos órganos digestivos y reproductivos se encuentran dentro del anillo pélvico. Los grandes nervios y vasos sanguíneos que van hacia las piernas pasan a través de él. Con todas estas estructuras vitales pasando a través de la pelvis, una fractura pélvica puede estar asociada con sangrado abundante, lesión en los nervios y daño en órganos internos.

Causas de la fractura de pelvis

Los adolescentes en crecimiento, especialmente los que participan en deportes, son un grupo de personas en riesgo de sufrir una fractura pélvica. Estas fracturas suelen ocurrir por contracciones musculares repentinas. No hacen que la pelvis sea inestable ni lesionan los órganos internos.

Las personas mayores con osteoporosis también están en riesgo de fracturas de pelvis. Un individuo puede fracturarse durante una caída al salir de la bañera o bajar por las escaleras. Estas lesiones generalmente no dañan la integridad estructural del anillo pélvico, pero pueden fracturar un hueso de forma individual.

La mayoría de las fracturas pélvicas implican una fuerza de alta potencia, como la que se genera en un accidente de vehículo de motor, un aplastamiento o una gran caída. Dependiendo de la dirección y el grado de la fuerza, estas lesiones pueden ser potencialmente mortales y requieren tratamiento quirúrgico.

Síntomas de la fractura de pelvis

Una pelvis fracturada causa mucho dolor e inflamación. La persona lesionada generalmente trata de mantener la cadera o la rodilla doblada en una posición específica para evitar agravar el dolor. Si la fractura se debe a una lesión de alto impacto, también puede haber lesiones en la cabeza, el pecho, el abdomen o las piernas. Por lo general hay sangrado considerable, lo que puede llevar a un estado de shock. Ante esta situación, se debe llamar a un servicio de emergencia lo antes posible.

Diagnóstico de la fractura de pelvis

Todas las fracturas pélvicas requieren rayos X, por lo general desde diferentes ángulos, para mostrar cuán fuera de lugar están los huesos. Una tomografía computarizada (TC) puede ser necesaria para definir el alcance de la lesión e identificar otras lesiones asociadas. El médico también examinará los vasos sanguíneos y nervios de las piernas para ver si han resultado heridos.

Tratamiento de la fractura de pelvis

Tratamiento no quirúrgico: las fracturas estables, como la fractura por avulsión experimentada por un atleta, normalmente sanan sin cirugía. El paciente tendrá que usar muletas o un andador y deberá evitar poner todo su peso en una o ambas piernas durante un máximo de tres meses, o hasta que sanen los huesos. El médico puede recetar medicamentos para disminuir el dolor y para reducir el riesgo de formación de coágulos sanguíneos en las venas de las piernas.

Tratamiento quirúrgico: las fracturas pélvicas que resultan de traumatismos de alto impacto a menudo son lesiones potencialmente mortales debido a la extensa hemorragia. En estos casos, los médicos pueden usar un fijador externo para estabilizar el área pélvica y atender las lesiones internas en órganos, vasos sanguíneos y nervios.

Cada caso debe ser evaluado individualmente, en particular con fracturas inestables. Algunas fracturas pélvicas pueden requerir tracción y la inserción quirúrgica de placas o tornillos, en otros casos un fijador externo puede ser suficiente.

Las fracturas estables de la pelvis suelen curarse bien, pero las inestables pueden generar complicaciones importantes, incluyendo hemorragias graves, daño a los órganos internos e infección. Sin embargo, estas se deben más a las lesiones asociadas que a la propia fractura. Cuando se abordan de manera correcta y oportuna, el paciente suele recuperarse muy bien. Eso no impide que se presenten inconvenientes como la cojera temporal, dolor, problemas de movilidad y disfunción sexual, debido al daño en nervios y músculos de la pelvis.

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Artículo publicado por: Sandra Fernández Alonso. Última revisión: abril 7, 2019.