Todo sobre las fracturas de columna vertebral
Las fracturas de columna, también conocidas como fracturas espinales o vertebrales, son un tipo de fractura o dislocación que ocurre en una vértebra de la columna, cuyos fragmentos de hueso causan presión o daño en los nervios espinales. Son diferentes a las fracturas que podemos experimentar en un brazo o una pierna. La mayoría de las fracturas vertebrales se deben a accidentes automovilísticos, caídas, disparos o lesiones deportivas.
Una fractura de columna puede causar desde daños relativamente leves en ligamentos y músculos, hasta fracturas y dislocaciones en las vértebras óseas. Dependiendo de la gravedad, se puede experimentar dolor, dificultad para caminar e incapacidad para mover brazos o piernas (parálisis). Muchas de estas fracturas se curan mediante el tratamiento conservador, pero las más severas pueden requerir cirugía para realinear los huesos. En general el tratamiento depende del tipo de fractura y el grado de inestabilidad.
Las fracturas pueden ocurrir en cualquier punto a lo largo de la columna vertebral. Se dice que entre un 5 y 10% de ellas se producen en la región cervical (cuello), mientras que aproximadamente el 64% ocurre en la región dorsolumbar (espalda baja).
La columna vertebral y la médula espinal
Para entender mejor cómo se producen las fracturas de columna, es importante conocer su estructura. Nuestra columna vertebral está formada por 33 huesos llamados vértebras, los cuales proporcionan el soporte principal del cuerpo, nos permiten estar de pie, doblarnos y girar. En el centro de cada vértebra hay un espacio hueco llamado canal espinal, que constituye el área de protección para la médula espinal.
La médula espinal funciona como un canal de información para la transmisión de mensajes entre el cerebro y el cuerpo. Los nervios espinales se ramifican desde la médula espinal, pasan entre las vértebras y se extienden hacia todas las partes del cuerpo. Las fracturas de columna pueden pellizcar, comprimir e incluso romper la médula espinal.
Clasificaciones de las fracturas de columna
En general, las fracturas de columna se dividen en tres categorías:
Fracturas. Un hueso se fractura cuando recibe más presión de la que puede soportar. El tipo más común de fractura de columna vertebral es la fractura por compresión del cuerpo. Una fuerza descendente y repentina puede hacer que las vértebras colapsen, y si la fuerza es lo suficientemente grande, puede enviar fragmentos de hueso hacia el canal espinal. Esto se conoce como fractura de estallido.
Las personas afectadas por la osteoporosis, tumores y ciertas formas de cáncer que debilitan los huesos son propensas a sufrir fracturas vertebrales por compresión.
Dislocaciones. Cuando los ligamentos y/o discos de conexión entre dos vértebras se estiran o se desgarran, los huesos pueden llegar a salirse de su alineación. Por ejemplo, el movimiento rápido hacia adelante de la parte superior del cuerpo contra el cinturón de seguridad puede desgarrar una vértebra y estirar los ligamentos. Una vértebra dislocada puede causar inestabilidad y compresión en la médula espinal. En estos casos se requiere una cirugía de estabilización o el uso de un aparato ortopédico.
Fractura-luxación. Se produce cuando, tanto el hueso como los ligamentos, se rompen. Estas fracturas suelen ser inestables, muy debilitantes y a menudo se tienen que reparar quirúrgicamente.
También existen dos tipos de lesiones comunes que se relacionan con este tipo de fracturas. Ellas son:
El latigazo o esguince cervical. Es una lesión común en el cuello causada por la hiperextensión del cuello, seguida de una flexión. Esto es más frecuente durante los accidentes automovilísticos. El movimiento en forma de vaivén o sacudida tensiona los músculos y ligamentos del cuello, haciendo que los discos sobresalgan. El latigazo cervical puede provocar dolores de cabeza, rigidez muscular y dolor de cuello.
La inestabilidad espinal. Es el movimiento excesivo entre vértebras causado por ligamentos estirados o desgarrados y huesos fracturados. Los deslizamientos anormales y los movimientos de frotación pueden causar dolor y daño en los nervios espinales o la médula espinal. Las fracturas inestables suelen requerir cirugía para realinear los huesos y prevenir una lesión nerviosa/de médula espinal.
Síntomas de una fractura de columna
Los síntomas de una fractura de columna varían dependiendo de la severidad y la localización de la lesión. Estos incluyen:
- Dolor de espalda crónico o de cuello
- Postura anormal o joroba
- Entumecimiento, hormigueo
- Espasmos musculares
- Debilidad
- Cambios intestinales/urinarios
- Parálisis (pérdida de movimiento en los brazos o las piernas, que puede indicar una lesión en la médula espinal)
- Pérdida de estatura
Causas de las fracturas de columna vertebral
Entre las causas más frecuentes de las fracturas vertebrales se encuentran los accidentes de tráfico (45%), las caídas (20%), los deportes (15%), los actos de violencia (15%) y otras actividades diversas (5%). Algunas enfermedades como los tumores de columna vertebral, la osteoporosis, el hipertiroidismo también contribuyen a estas fracturas. Aquellas personas que se han sometido a tratamiento de quimioterapia, radioterapia o fármacos corticosteroides pueden enfrentar un mayor riesgo.
¿Cómo se hace el diagnóstico de una fractura vertebral?
En la mayoría de los casos cuando ocurre una lesión de columna, el paciente es trasladado a una sala de emergencias donde los médicos evalúan su respiración y realizan un examen físico de la columna vertebral. Entre las pruebas de diagnóstico más empleadas se encuentran:
Las pruebas de rayos X: permiten observar las vértebras de la columna vertebral y ver si hay fractura en alguna de ellas. Por su parte, las radiografías especiales de flexión y extensión pueden detectar cualquier movimiento anormal.
La tomografía computarizada (TC): es un estudio seguro y no invasivo, especialmente útil para observar cambios en las estructuras óseas.
La resonancia magnética: es otra prueba muy útil para la evaluación de daños en los tejidos blandos de los ligamentos y discos, así como para la evaluación de lesiones en la médula espinal.
¿Qué tratamientos hay disponibles?
El tratamiento de una fractura de columna comienza con el alivio del dolor y la estabilización para evitar una lesión mayor. Dependiendo del tipo de fractura y su estabilidad, puede ser necesario el soporte y/o la cirugía.
Soporte y ortesis: este tratamiento tiene como objetivo mantener la alineación de la columna vertebral, inmovilizar la columna durante la curación y controlar el dolor mediante la restricción del movimiento. Para ello se pueden usar diferentes dispositivos, como un collar rígido en el caso de las fracturas cervicales, una minerva para las fracturas en la espalda superior o una ortesis tora-columbar sacra para las fracturas de la espalda baja.
Instrumentación y fusión: son procedimientos quirúrgicos para el tratamiento de las fracturas inestables. La fusión es la unión de dos vértebras con un injerto de hueso, usando dispositivos como placas, varillas, ganchos, tornillos o jaulas. El objetivo del injerto óseo es unir las vértebras por encima y por debajo para formar una sola pieza sólida de hueso. Pueden pasar varios meses o más para crear una fusión sólida.
Vertebroplastia y cifoplastia: son procedimientos mínimamente invasivos realizados para tratar fracturas por compresión, comúnmente causadas por la osteoporosis y los tumores espinales. En la vertebroplastia, se inyecta cemento óseo en la pieza vertebral fracturada. En la cifoplastia, se inserta un globo y se infla para expandir la vértebra comprimida antes de llenar el espacio con cemento óseo.
Respuéstas rápidas a preguntas frecuentes
¿Qué es una fractura de columna lumbar?
La fractura de la columna lumbar se produce en el contexto de un traumatismo o un debilitamiento patológico del hueso. La osteoporosis es la causa subyacente de muchas fracturas lumbares, especialmente en las mujeres posmenopáusicas. Las fracturas vertebrales osteoporóticas son las únicas que pueden ocurrir sin trauma aparente, sin embargo siempre es necesario un estudio de diagnóstico profundo para descartar cualquier malignidad vertebral.
Los traumatismos en la zona lumbar son comunes. Las personas pueden lesionarse la espalda baja durante accidentes de tráfico, actividades deportivas, accidentes de trabajo, caídas y actos de violencia.
La fractura de columna lumbar puede implicar diferentes estructuras, por ejemplo el hueso (fracturas), los discos (hernias), los ligamentos (esguinces) y los músculos (cepa). Cada caso tiene sus particularidades y opciones de tratamiento.
¿Qué es una fractura de columna cervical?
Se trata de la fractura en una, o varias, de las siete vértebras cervicales (en el cuello). Las fracturas de columna cervical pueden aparecer en pacientes que sufren un politraumatismo; típicamente el paciente se queja de mucho dolor en el cuello y presenta inflamación, dificultad para tragar, desmayo, visión doble y espasmos musculares, entre otros síntomas.
Estas fracturas son más comunes en los hombres de aproximadamente 30 años de edad y la causa más frecuente son los accidentes automovilísticos, aunque también suelen ocurrir por caídas, clavados en aguas poco profundas, lesiones deportivas, etc.
Aspectos sobre la fractura de columna por accidente automovilístico
La fractura de la columna vertebral ocurre principalmente durante un trauma violento, que conduce a la fractura en una o más vértebras de la región cervical o dorsal; pocas veces ocurre en la zona lumbar. Uno de los escenarios más comunes donde ocurren estas fracturas son los accidentes automovilísticos, ya que los movimientos fuertes y súbitos hacen que la columna se estire y se contraiga de forma abrupta.
A veces la fractura puede pasar desapercibida después de un impacto relativamente fuerte. El afectado solo suele quejarse de dolor constante en su espalda, por eso es importante no asumir que es algo normal, se debe acudir al médico y solicitar un examen de rayos X. Cuando el accidente implica la médula espinal, se pueden presentar síntomas neurológicos mínimos en las piernas, como alteración de la sensibilidad y la movilidad.
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Artículo publicado por: Sandra Fernández Alonso. Última revisión: mayo 26, 2019.